Al otro lado del miedo
El miedo es una respuesta adaptativa que nos permite sobrevivir. Si no fuéramos conscientes y nos asustáramos ante los peligros reales a los que nos enfrentamos cada día, no llegaríamos muy lejos.
El miedo aparece cuando ante una situación potencialmente peligrosa, percibo que hay una desproporción entre la amenaza y los recursos que evalúo que tengo para enfrentarla.
Leí una vez que los seres humanos, cuando nacemos, solo tenemos dos miedos: miedo a las caídas y miedo a los ruidos, los demás son adquiridos.
Empezamos desde muy pequeños a aprenderlos. La manera en que recibimos e interiorizamos los mensajes que nos llegan de nuestro entorno, nos hacen catalogar las experiencias, las conductas, las personas, incluso las emociones como “peligrosas” o “no peligrosas”.
De pequeños, nuestros cuidadores, por lo general, se ocupan de que nada malo nos pase, tratan de sortear todos los peligros que nos acechan….sus propios y variados conceptos de peligros, influidos por sus propios y variados miedos.
El problema surge cuando estos miedos que interiorizamos van creciendo, haciéndose fuertes, poderosos, a veces limitantes, en ocasiones incluso incapacitantes.
Mensajes como tú no puedes; es peligroso para ti; no estás preparado; no eres suficientemente bueno para…; no lo conseguirás; hacen que perdamos confianza en nosotros mismos, en nuestras capacidades, hasta en nuestro valor como sujetos.
Y llega un día en que tus deseos, tus sueños, tus ilusiones quedan relegados, escondidos tras tus miedos, que en realidad una vez….ni siquiera fueron tuyos, los miedos que te contaron, los miedos que aprendiste, aquellos que pretendían salvarte y que hoy se han convertido en tu prisión .
Un cautiverio en el que puede que te sientas cómodo, al fin y al cabo es conocido, es seguro: tu zona de confort.
Pero ¿realmente es confortable? ¿Es placentero? ¿De cuantas oportunidades te esta privando? ¿Cuántas cosas serías capaz de hacer y no haces si no tuvieras miedo?
¿Te lo has planteado alguna vez? ¿Quieres saber cual es el antídoto del miedo?
El amor.
Y comienza por ti. Descúbrete, destapa tu propio ser, aprende a aceptarte, a valorarte, a respetarte, a quererte. Concédete poder arriesgarte, date permiso para fallar…. incluso permítete triunfar. Cuantas veces el miedo no es a fallar, sino a brillar.
Enfócate en tu luz y no en tu sombra. Valora tus fortalezas, tus capacidades, considera tus logros, deja de centrarte en tus errores.
Cambia el no lo conseguiré por un puedo lograrlo; el no soy suficientemente bueno para…por un quien soy yo para no ser brillante.
Añade al proceso esta pregunta ¿me lo merezco? Si la respuesta es afirmativa, enhorabuena: estás en el camino donde tus sueños pueden ser más fuertes que tus miedos.
Porque tengo que aclararte algo, los miedos seguirán ahí, al principio al menos, recuerda que tienen una función protectora. Pero es el amor, el amor por ti mismo, por los demás, por el mundo, lo que te dotará de la confianza que te permita sentirlos, experimentarlos, aceptarlos, dejarte acompañar por ellos.
Puedes hacerlo, si, con temor, pero la recompensa está ahí…
al otro lado del miedo.
Esther Ruiz Jiménez es la tesorera de APHICE . Es Psicóloga y Psicoterapeuta Humanista Integrativa. Licenciada en Psicología por la UAM. Master en Psicoterapia Humanista Integrativa por el Instituto Galene Madrid. Formación en Gestalt, Análisis Transaccional, Terapia de Duelo, Terapias Corporales, Constelaciones Familiares, Brainspotting, MBSR (reducción de estres basado en Mindfullness) Consulta privada y sesiones on-line de Psicología y Psicoterapia, para el acompañamiento de adultos, adolescentes y parejas. Coordinadora de las areas de ansiedad y estrés del Centro Terapéutico Lagasca.